México-Guatemala
Luis Muñoz miércoles 19, Sep 2012Segunda vuelta
Luis Muñoz
A propósito de la reunión entre el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, y su similar de Guatemala, Otto Pérez Molina, en el marco de su gira por Centro y Sudamérica, hay un suceso que quizá no todos recuerden.
Se conoce como el conflicto México-Guatemala a los hechos ocurridos en diciembre 31 de 1958 en el que barcos pesqueros mexicanos fueron atacados por la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG) en aguas territoriales de Guatemala.
El saldo fue de tres pescadores muertos y 14 heridos. Diez de los sobrevivientes fueron sometidos a interrogación militar por parte de Guatemala. La situación provocó la ruptura temporal de las relaciones diplomáticas y comerciales entre ambos países, un puente fronterizo fue destruido y ambas naciones activaron una alerta militar.
Los antecedentes, según narra Wikipedia, empezando noviembre, de 1956, Guatemala notificó varias veces al gobierno mexicano de tala ilegal de árboles en Petén y de pesca ilegal de camarón en aguas guatemaltecas del océano Pacífico desde 1954. El gobierno guatemalteco hizo la indicación, también, que dichas embarcaciones no exponían matrícula de identificación ni bandera nacional y que Guatemala se reservaba el derecho de atacar a dichos “piratas”.
Relaciones Exteriores de México respondió que a pesar de tener guardacostas mexicanos en el área, no podía hacer nada sin saber la identidad de los barcos y sus tripulantes. Esto generó tensiones adicionales entre las dos naciones, al punto que el presidente guatemalteco Miguel Ydígoras Fuentes advirtió a México el uso de la fuerza para preservar la integridad de la frontera y las riquezas naturales de Guatemala.
Fue así como el 8 de noviembre de 1957, el ministro guatemalteco de Relaciones Exteriores, Adolfo Molina Orantes, envió una carta diplomática, la primera de varias quejas formales al gobierno mexicano, explicando que la tala ilegal de árboles y la pesca furtiva en aguas territoriales de Guatemala se habían convertido en una práctica sistemática y solicitó al gobierno mexicano que para evitar hechos que pudieran perjudicar las excelentes relaciones diplomáticas, México tomara las medidas necesarias. Las tensiones se generaban mientras varios países alrededor del mundo reclamaban un mar territorial de 12 millas (22.2 km), en lugar del límite de 3 millas (4.8 km) reconocido desde el siglo XVIII.
Pero el 12 de noviembre de 1958, la Dirección General de la Marina Mercante en México dictó la última de las exhortaciones al gerente de Puertos Libres Mexicanos, la cual fue ignorada una vez más por las embarcaciones mexicanas. El 28 de diciembre, una aeronave C-47 de la Fuerza Aérea Guatemalteca llevó a cabo una misión de reconocimiento con el fin de corroborar reportes de pequeñas embarcaciones mexicanas en aguas de Guatemala.
En la mañana del 29 de diciembre, Jesús Unda Murillo, ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, contactó al gobierno mexicano una vez más para que se que tomaran medidas oportunas para evitar que embarcaciones mexicanas ejercitaran la pesca en aguas territoriales guatemaltecas o repitieran un desembarco en las costas guatemaltecas como el de la semana anterior.
El 30 de diciembre, la prensa mexicana publicó una carta abierta escrita por el presidente guatemalteco, Miguel Ydígoras Fuentes, en la que amenazó “bombardear y ametrallar hasta hundir todo barco pirata de día y de noche, hasta acabar con esos bandidos, piratas y filibusteros”.
Superado ese incidente entre México y Guatemala, hoy la situación es diametralmente opuesta y las relaciones son buenas.
En este contexto, tanto Peña Nieto como Otto Pérez Molina, coincidieron en señalar que es necesario estrechar la relación binacional, buscando una mayor integración para emprender acciones conjuntas que permitan detonar el desarrollo social y económico en la región, ya que, precisó el mandatario mexicano, éste es uno de los antídotos para combatir el crimen organizado.
Peña Nieto sostuvo que la agenda entre ambos países debe trascender más allá de los temas tradicionales que son comunes, como la migración o el combate al crimen organizado para trabajar en medidas que permitan tratar asuntos que favorezcan el desarrollo social de ambas naciones.