Karate Do
Opinión miércoles 20, Nov 2019H. R. Aquino Cruz
Tres hermanos. Dos cintas negras. Una cinta morada (que es la segunda en el orden que seguía la formulación de karate que nosotros practicábamos). Adivinen cuál soy yo. Desde que éramos muy pequeños mi madre insistió en que debíamos aprender a defendernos para no quedar expuestos a los abusos y malos tratos de otras personas y saber responder ante una situación de riesgo. Fue así como llegamos al “Okinawa Karate Do”, nombre del pequeño instituto donde aprendimos. Allí, más que técnicas de ataque o formas de imponernos a los demás, aprendimos los principios formales y filosóficos de este arte marcial: “el karate no es ataque, el karate es defensa”.
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